Mitos Comunes sobre el Autismo y sus Realidades

Mitos Comunes sobre el Autismo y sus Realidades

• Mito: Las personas con autismo no sienten emociones ni quieren tener amigos.

  • Realidad: Las personas con autismo sienten emociones profundamente, pero pueden tener dificultades para expresarlas de la manera que lo hace la mayoría de la gente. También pueden desear tener amigos y relaciones, pero les resulta complicado iniciar y mantener interacciones sociales.

• Mito: El autismo es causado por una "mala crianza" o por padres fríos y distantes.

  • Realidad: Este es un mito antiguo y dañino. El autismo es una condición neurobiológica causada por una combinación de factores genéticos y ambientales. La crianza no tiene nada que ver con el desarrollo del autismo.

• Mito: Todas las personas con autismo son genios .

  • Realidad: Aunque algunas personas con autismo tienen habilidades excepcionales en áreas específicas (como matemáticas, música o memoria), no es la norma. Las habilidades y el nivel de inteligencia varían enormemente en el espectro, al igual que en la población general.

• Mito: El autismo es una enfermedad que se puede curar.

  • Realidad: El autismo no es una enfermedad. Es una condición del neurodesarrollo que acompaña a la persona durante toda su vida. El objetivo no es "curar" el autismo, sino proporcionar el apoyo y las herramientas necesarias para que la persona pueda desarrollar sus habilidades y vivir una vida plena.

• Mito: El autismo solo afecta a los niños.

  • Realidad: El autismo es una condición de por vida. Los niños con autismo crecen y se convierten en adolescentes y adultos con autismo. Las necesidades de apoyo cambian con el tiempo, pero la condición sigue presente.

• Mito: Las vacunas causan autismo.

  • Realidad: Este mito ha sido desacreditado por una gran cantidad de estudios científicos rigurosos en todo el mundo. Las organizaciones de salud más importantes, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), han confirmado que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo.