La alimentación especial sin gluten ni caseína no cura a los afectados, pero alivia los síntomas
El autismo es un enigma sin resolver. No se conocen las razones por las que algunos niños no comprenden el mundo en el que viven, son incapaces de relacionarse con él y permanecen instalados en una nube que puede ser despistada o violenta. Sin embargo, cada vez parece más claro que el trastorno está relacionado con una gran cantidad de péptidos en el sistema nervioso central, agudizado por una mala asimilación del gluten y la caseína. Los niños autistas viven bajo un cuadro de saturación de opiáceos: cambiar la dieta es cambiar la vida. Los niños que han sido sometidos a una dieta especial sin gluten ni caseína han experimentado una notable mejoría. No se curan, pero aprenden más.
Lo primero es que esto no es un milagro. El autismo no se cura. Pero se ha comprobado que en la mayoría de los casos se produce mejoría.
El gluten y la caseína son los responsables del aumento de péptidos, así que la dieta consiste en suprimirlos. El gluten está presente en el trigo, la cebada, la avena y el centeno, y la caseína en la leche y todos sus derivados. "Pero no se puede suprimir de golpe esta alimentación, porque si no, los niños sufrirían algo muy parecido al síndrome de abstinencia. No hay que olvidar que estos péptidos, gliadinomorfina y casomorfina, son estructuralmente muy parecidos a las endorfinas, así que lo que producen es una sensación de bienestar que el cuerpo quiere mantener". Como parece que la caseína tiene una influencia mayor, es lo primero que se quita, "y el gluten, seis u ocho semanas después".
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